¡Secuela maestra!, de Paco Alcázar

Secuela maestraLos inicios de Paco Alcázar distan mucho de lo que hace actualmente, y eso es bueno para todas aquellas mentes no especialmente trastornadas que no necesitan leer cómics sobre incesto, pederastia, necrofilia y esa clase de cosas con las que se puede, o al menos no hace tanto se podía, hacer humor, negro, por supuesto, y basta con ver Daño gratuito, la recopilación de los tres primeros cómics del autor gaditano para darse cuenta de ello. Más conocido seguramente por su personaje de Silvio José, una tira repleta de costumbrismo friki en esa España profunda que podemos encontrar mucho más cerca de lo que nos imaginamos, con una retahíla de personajes tan repulsivos como entrañables, Alcázar dejó El jueves, donde se publicaban regularmente las historias de ese «buen parásito» y alternó la publicación de varios álbumes recopilatorios de trabajos de diferentes épocas y el tomo Las 100 primeras películas de Nicolas Cage con una fructífera colaboración con Cinemanía, a la postre la causante de ¡Secuela Maestra!, tercera colección de sus viñetas para la citada revista de actualidad cinematográfica tras La industria de los sueños y ¡Pura fórmula!. Tan cuidada en su edición como las dos anteriores, conserva el mismo formato cuadrado, el mismo número de páginas (160), y también un índice final agrupado por directores, actores, películas, series, personajes y otros asuntos referenciados en el álbum. El contenido, una viñeta por página, cada una de ellas publicada previamente en un número mensual de la revista. Así, debe quedar claro que aunque algunas viñetas puedan resultar divertidas para casi todo el mundo, el público objetivo es en esencia cinéfilo (seguramente no todo el mundo puede apreciar un chascarrillo sobre Paul Schrader, Kathryn Bigelow o Nicolas Winding Refn, solo por citar algunos). Chistes de cine donde al margen de unos dibujos sencillos pero nada simples, que reflejan la fisonomía de las celebridades con una pasmosa fidelidad (sirva el Scorsese de la portada que ilustra este texto como ejemplo), nos encontramos con el característico humor de su autor, a ratos surrealista, pero en el fondo muy lindante con la actualidad cinematográfica de cada momento de modo que se pueden combinar chistes sobre ese nuevo género que es dar sustos a Belén Rueda y banalidades igualmente divertidas como un duelo a cara de perro entre Paul Thomas Anderson y Paul W.S. Anderson con otros dardos más punzantes que apuntan tanto al seno de Hollywood en la nueva era de las plataformas o a nuestro querido cine patrio como a nuestros propios hábitos como espectadores, y donde se dan secciones repetidas como «Dime qué comes y te diré qué diriges», comparando la filmografía de ciertos cineastas con la gastronomía o «¡Solo es una sugerencia», con ocurrentes ideas para nuevas obras, algo muy de agradecer en estos tiempos que corren donde las secuelas, remakes, reboots y demás reformulaciones parecen ser la tabla de salvación de la industria y quizá también de Paco Alcázar, como el propio autor parece sugerir en ese prólogo donde se autorretrata.