Moritz Mohr debuta en la dirección con su largometraje Kill Boy, una cinta de acción y comedia que cuenta con la producción de, entre otros, Sam Raimi, el cual quedó impresionado tras una breve presentación del proyecto por parte de Mohr. Tras su premiere en el festival de Toronto en 2023, la película tuvo su estreno comercial en Estados Unidos el 26 de abril de 2024, llegando unos meses después a España de manos de la distribuidora DeAPlaneta. El argumento cuenta como Boy, un joven sordomudo interpretado por Bill Skarsgård, busca vengarse de la familia Van Der Koy, responsables de las muertes de la madre y la hermana de Boy, además de ser los líderes de una tiranía que subyuga su ciudad de nacimiento.
Kill Boy destaca por su agilidad tanto en el desarrollo de la trama como en la propia planificación de las escenas. En esta ocasión, casi se podría decir que la película gira literalmente en torno a Boy, ofreciendo un dinamismo alocado mediante cámaras que parecen volar como si fueran insectos revoloteando por el escenario. La vertiginosa propuesta ensalza el caos y la tremenda agilidad con la que Boy se desenvuelve en un sinfín de peleas cargadas de acrobacias, armas de todo tipo y algo de parkour. Bebiendo en gran medida de un estilo propio de novelas gráficas y videojuegos, la película cuenta con un aspecto visual de lo más llamativo acorde al mundo distópico que representa y al aire tan desenfadado como extremadamente violento del filme, consiguiendo que la apariencia de los personajes enseguida resulte icónica y resultona. Siendo el propio protagonista de la película un gran fan de un videojuego de pelea, Super Dragon Punch 3 (juego ficticio que se ha acabado estrenando de verdad a modo de spin off, está disponible desde el 24 de abril), este avanza en su viaje de venganza por diferentes escenarios como si fueran los niveles de un juego y en ocasiones hasta se comporta como si estuviera en uno, soltando frases como “Player 1 wins” acompañada de una pose de victoria.
En esencia, Kill Boy es una película de artes marciales donde lo que prima es ir de una pelea a la siguiente y va al grano desde el minuto uno, introduciendo la motivación del protagonista y el contexto del universo en el que se mueve mediante un montaje lisérgico. Mezclando saltos en el tiempo y alucinaciones psicodélicas, las imágenes recrean el entrenamiento al que se somete un joven Boy al servicio de un chamán que actúa como su mentor (interpretado por el artista marcial Yayan Ruhian), un arduo camino que deja claro que Boy ha crecido con un único propósito: vengarse. A partir de ahí los personajes entran y salen dejando que el trasfondo surja de cortos diálogos y de sus acciones, tanto de inesperados revolucionarios como de la familia Van Der Koy, cuyos conflictos internos afloran a lo largo del metraje. Pero si hay algo que destacar es la condición de sordomudo del protagonista, que si bien no es que tenga demasiada influencia en el argumento, sí que ofrece el aspecto más cómico del filme. Aunque Boy no articule ni una palabra, su voz interior siempre tiene algo que decir, voz en off interpretada por H. Jon Benjamin, actor especialmente conocido por ser las voces del irreverente espía Sterling Archer o de Bob en las series Archer y Bob’s Burgers respectivamente. Sus comentarios generan una divertida combinación con las caras de confusión y los gestos de Skarsgård, cuya actuación dota de un carácter entrañable al personaje a pesar de las barbaridades que puede llegar a hacer. El dúo de Skarsgård y Benjamin funciona especialmente cuando se encuentra con un personaje al que Boy le resulta difícil leer los labios. La película juega con este aspecto haciendo que el personaje diga literalmente lo que el protagonista entiende, frases sin ninguna coherencia que a ojos de Boy crean todo tipo de imágenes absurdas que contienen desde granjeros a dodos, generando una enorme confusión que, aunque el silencioso protagonista intente solventar como buenamente pueda, no le queda otra más que seguir adelante y descubrir lo que esas imágenes significan sobre la marcha.
El viaje de Boy está cargado de violencia, exagerada y gamberra, derramando grandes cantidades de hemoglobina en cada pelea. Un ajuste de cuentas que, sin embargo, parece venir arrastrado de conflictos de pasadas generaciones, de una lucha que ha moldeado a Boy y a quien haga falta asegurando prolongar una herencia de odio y rencor. El único objetivo de Boy es eliminar a los Van Der Koy, su voz interior lo repite con frecuencia. Solo el recuerdo de su hermana puede distraerle de su misión, pero tampoco demasiado, a fin de cuentas Kill Boy promete acción espectacular y desenfrenada, y eso lo cumple sobremanera.