Paddington: Aventura en la selva, de Dougal Wilson

Paddington: Aventura en la selvaTras el rotundo éxito de sus anteriores entregas, Paul King declaró en 2020 que no dirigiría la nueva película de Paddington, que por aquel entonces aún estaba en fase de escritura. Su rol, más tarde, sería confirmado como el de productor ejecutivo, manteniendo así cierto contacto con el tierno osito que tanto le había dado, a pesar de que el propio King manifestase que una tercera entrega podría ser un error. Ahora, con Paddington: aventura en la selva en cines, el personaje da sus primeros pasos sin el director que lo llevó de la patita al imaginario popular del séptimo arte, mientras la duda sobre si era realmente necesaria sigue presente en el aire.

Tal y como sugiere el título, la película se aleja del escenario londinense que caracterizaba a sus predecesoras en busca de un enfoque algo distinto. Una buena decisión que no hace sino reforzar la idea del gran respeto que hay por la saga y que va en consonancia de no llamarla Paddington 3; separándose así de la, por llamarlo de alguna manera, línea cronológica oficial y apostar más por el divertimento que pueda ofrecer una aventura tangente.

En esta historia, Paddington y los Brown viajan a Perú tras recibir una carta de una de las monjas de la residencia donde vive su tía Lucy, en la que les advierte que últimamente se encuentra algo alicaída. Sin embargo, nada más llegar, Paddington descubre que su tía ha desaparecido, dando inicio a una búsqueda que les llevará a través la selva amazónica.

Paddington: Aventura en la selva

Desde los primeros compases, Dougal Wilson demuestra un claro respeto y aprecio por el trabajo de su predecesor. Es palpable el esfuerzo por transmitir esa calidez característica de la saga y, aunque la película se enfrenta a las dificultades inherentes de cambiar la dirección, en gran medida logra mantener el espíritu de las anteriores, aunque con ciertos matices.

Si bien es cierto que el cambio tonal beneficia al conjunto en cuanto a separarse de la obra de King, no termina de apostar lo suficiente por esa deriva de la fórmula como para que la aventura propuesta funcione. Wilson opta por una historia más enfocada en el caos que supone el estar perdidos en plena selva, pero el equilibrio entre la ternura y la acción es irregular. Debido a un montaje y dirección no tan precisos como en sus predecesoras, los momentos que deberían sentirse vibrantes y emocionantes a veces resultan torpes y carentes de energía. De este modo, el resultado son bloques de acción no particularmente inspirados que le quitan espacio y tiempo a la construcción de las relaciones entre sus personajes para que su respectivos arcos y riqueza emocional tengan mayor calado.

Los fichajes de Olivia Colman y Antonio Banderas aportan frescura, ayudando a compensar en parte la ausencia de Sally Hawkins. Ambos, especialmente Colman, están más que solventes en unos papeles abiertamente payasos que, aunque lastrados por un guion demasiado genérico, ayudan a convertir el viaje en un divertimento que, para bien o para mal, es un poco en lo que se termina quedando.

Paddington nunca fue ni pretendió ser una historia revolucionaria o especialmente original. Sus películas han sido siempre cuentos, fábulas sobre la bondad, la convivencia y las pequeñas cosas que hacen especial la vida en sociedad y en familia. Tal vez por eso Paddington: aventura en la selva, aunque entretenida y funcional, no logra capturar del todo esa aura de cuento que impregnaba las originales de King, quien ya demostró en Wonka la facilidad que tiene para construir cuentos y fábulas que se sienten casi de otra época y en la que todos los elementos suman. Precisamente por esto, la falta de cohesión o mimo a la hora de construir la aventura se hacen especialmente patentes, quedando personajes reducidos a lo anecdótico —hay miembros de la familia Brown que, viendo su rol en la película, bien podrían confundirse con extras— o, en el peor de los casos, segmentos simplistas o fáciles que no logran salir del cliché.

Paddington: Aventura en la selva

Teniendo en cuenta las circunstancias, Paddington: aventura en la selva es un resultado digno y nada desdeñable. Se nota el respeto por el personaje y por las anteriores entregas al mismo tiempo que se intentan explorar nuevas ideas, dejando bloques divertidos y entrañables que hacen de su visionado una experiencia amena. Sin embargo, la película nunca termina de imbricar en su historia el espíritu de la saga, estructurándose de una forma menos inspirada y que deja menos espacio a la sutileza. Sea como fuere, si hay algo que queda claro tras su visionado es que, en algún punto del trayecto, el corazoncito de Paddington no pasó el control de aduanas.