Sitges, 2067. Se cumplen 50 años de la Nueva República; pero la celebración no ha podido ser más que discreta, entre los pasillos subterráneos que conectan el cuartel general Melià y la sala Tramuntana. Otros altos cargos han llegado desde sus sedes en Maricel, Prado y Retiro, lamentando la sobrepoblación que atrona de día las calles de esta parte de la República. De día, puesto que al anochecer todo ciudadano se refugia tras puertas blindadas antes de la aparición de la plaga de zombies que llega con extrema puntualidad. Mucho se ha debatido en las últimas décadas del origen de la enfermedad pero nadie ha podido confirmar cómo empezó todo. Coincidiendo con la proclamación de la República y el cincuentenario de un viejo festival de cine, las fuerzas represivas probaron una nueva arma química sobre la población catalana. Los efectos no tardarían en aparecer. Por una parte, el PP, partido unionista, ganó las primeras elecciones catalanas pidiendo la anexión a la Nueva República de los territorios de Castilla y Galicia. Por otra, no tardaron en aparecer los primeros casos de licantropía, vampirismo y muertos en vida, relacionándose todos ellos con el producto utilizado en la represión. No hay respuesta a tanto misterio. Las declaraciones obtenidas del crionizado cerebro del entonces presidente del gobierno dan un mensaje críptico, aun no descifrada: “Un plato es un plato… Es el alcalde quien elige a los vecinos…”. A los 50 años de su creación, tendremos que seguir esperando el regreso de la misión de exploración enviada a la antigua Barcelona, ahora pasto de bestias apocalípticas, que trata de encontrar respuestas y soluciones a la epidemia, entre los clanes “indepes” o “podemitas” que sobreviven en los aledaños de la que antaño fuera la Sagrada Familia…
…Vaya distopia, ¿verdad? Esperemos que no se haga realidad y que, aun sin máquina del tiempo, podamos cambiar un futuro tan negro. Pero, por si así no fuera, Sitges nos tiene, como cada año, preparadas unas dosis de oscuridad, ansiedad y alarma…para que nos vayamos entrenando. Un cincuentenario debe ser celebrado a lo grande y este Sitges no se ha quedado atrás, recabando estrenos, recuperando clásicos e invitando grandes figuras como Guillermo del Toro, padrino de una edición de lujo. Nos estrenamos con su La forma del agua, tendremos dos pelis de Miike, podremos gozar (una vez más) con The Rocky Horror Picture Show (cuya protagonista, Susan Sarandon, asistirá al festival) y recuperamos clásicos con diversas versiones de Drácula (emblema de esta edición), El exorcista y Sorcerer (de Friedkin, otro invitado) o The Mission (con la presencia de Johnnie To). Además, tendremos lo nuevo de Cattet y Forzani, Kiyoshi Kurosawa, Yorgos Lanthimos, Sergei Loznitsa y Joachim Trier: Laissez bronzer les cadavres, Before We Vanish, The Killing of a Sacred Deer, A Gentle Creature y Thelma… Y la obra póstuma de Raoul Ruiz, La telenovela errante.
Atención, mucha atención a A Ghost Story (de David Lowery, el director de Un lugar sin ley) y The Bad Batch (de Lily Amirpour, premiada hace un par de ediciones por Una chica camina sola a casa de noche), dos excelentes planteamientos que dan mucho de sí y prometen discusiones tras su visionado. En una, un fantasma de sábana nos hará meditar sobre la identidad, el amor, la pérdida y la vida, todo ello con una cautivadora puesta en escena. En la otra se mezcla la distopia a lo Mad Max y el gore estilizado de Winding Refn. También estarán As boas maneras, premiada en Locarno, y Brawl in Cellblock 99, la nueva obra de Craig S. Zahler, director de Bone Tomahawk. Podemos apostar por David Made a Maze, Closeness, Fluidos, Hagazussa, la indonesia Marlina, A Murderer in Four Acts, Have a Nice Day, Hounds of Love o How to Talk to Girls at the Parties (del autor de Hedwig and the Angry Inch), Love and Other Cults o Wind River (dirigida por el guionista de Comancheria).
La propuesta coreana nos viene (como es habitual) muy fuerte: A Day (un dramático thriller en clave Dia de la marmota), la épica The Battleship Island, A Special Lady, Real, A Single Rider o La villana, entre otras. La producción española no se queda atrás. Muse, el último Balagueró, La piel fría, adaptación de la novela exitosa de Sánchez Piñol, y prometedoras propuestas, Dhogs, Matar a Dios, The Biggest Thing That Ever Hit Broadway y Black Hollow Cage.
Se podrán ver también 78/52, un ensayo sobre la escena de la ducha de Psicosis, y un par de montajes de Bill Morrison que combinan imágenes recuperadas con bandas sonoras creadas para crear un ambiente onírico, Dawson City: Frozen Time y The Great Flood, una con música de Sigur Ros y otra con el Kronos Quartet. No ignoremos a The Cured o Les affamés, con zombis observados desde unos puntos de vista especiales. Caniba (de Lucien Castaing Taylor) retrata a un auténtico antropófago con minuciosidad. Bustillo y Maury recuperan a Leatherface en una precuela y My Friend Dahmer revisa la adolescencia de un serial killer real. Okja llega a pantalla grande tras el escándalo en Cannes por la decisión de Netflix de exhibirla sólo en televisión y Kuso llega tras otro escándalo, este por sus imágenes, en Sundance. Tragedy Girls toma el relevo de The Final Girls. Finalmente, la sección Anima’t, aporta la ganadora del Festival de Annecy, Lu Over the Wall, Big Fish and Begonia, una obra de artesanía china, Tehran Taboo, una producción iraní sobre la sociedad actual, la adaptación animada de Fireworks, Should We See It From The Side Or The Bottom… y otros anime prometedores.
Vaya, posiblemente olvidamos numerosas piezas destacables. Pero esa parte os toca recuperarla a todos vosotros como espectadores. A disfrutar del Sitges del Cincuentenario… antes de que alguien nos rocíe con productos tóxicos de efectos imprevisibles.