Una ventaja que aportan algunas plataformas es que ejerzan de filmoteca, dando la posibilidad de recuperar obras de difícil visionado. Es el caso de Kinetta, el primer largometraje realizado por Lanthimos [1] , que no llegó a estrenarse en nuestro país. Y, contemplando la obra con perspectiva, cabe plantearse un par de aspectos. Por una parte, identificar en sus imágenes trazos del cine posterior de su autor. Por otra, imaginar qué hubiera sido de la carrera del autor griego si Kinetta hubiera tenido mayor difusión.
Y es que Kinetta permite ver varias de las constantes que reaparecen en su filmografía. Sin embargo, su estructura, o más bien la falta de ella, hace de su visionado una experiencia realmente ardua. La acción tiene lugar (podemos entender, aunque no se explicita) en Kinetta [2], una población de turismo de playa, en temporada baja. La cinta está habitada por tres personajes, un fotógrafo, una joven empleada en un hotel (de hecho, parece ser la única empleada) y un tercer personaje que tal vez sea policía y que está interesado por los vehículos y la velocidad. La vida de los tres se entrecruza en diversas ocasiones a raíz de un peculiar rodaje aficionado en el que el policía y la joven interpretan a un agresor y víctima de un asalto (con final fatal, según parece indicar una secuencia en la que ambos hombres contemplan un cadáver, del que no se permite ver identidad, en la playa). Mientras uno de ellos da instrucciones, los otros dos (o la joven en solitario en alguna secuencia) deben mover su cuerpo, sus brazos o piernas ejecutando no tanto una imitación de la lucha como una danza grotesca. La escena se reproduce en dos ocasiones distintas con el policía atacando a la joven, en otra con la joven contorsionándose sobre la hierba y en una tercera en una suerte de ballet mudo entre los dos contendientes.
Son estas secuencias las que tienen el máximo interés y permiten simultáneamente identificar la constante que reaparecerá en Canino (2009) y Alps (2011), la repetición de gestos y la ritualidad. Secuencias que tienen resonancia violenta en las heridas accidentales que sucesivamente padecerá la camarera, culminando en las fotografías que toman de ella mientras está inconsciente, aun antes de ayudarla. Son imágenes que atraen la atención del espectador por su rareza y por su capacidad perturbadora. La actitud controladora del supuesto policía o la amenaza de la muerte, por otro lado, remite inevitablemente a los personajes manipuladores presentes y a esa presencia en toda la filmografía de Lanthimos, constante temática en el conjunto de su obra.
A pesar de ello, el hermetismo de la historia, la desconexión entre unas secuencias y otras (imposible confirmar si la trama avanza linealmente, a saltos, si está cronológicamente alterada o incluso invertida) o el uso de una cámara en mano, agitada e insegura debilitan el conjunto y limitan Kinetta a un esbozo cuyo mayor interés es revisarla conociendo el resto de las películas de Lanthimos. Me temo que, de haberla visto en su momento, me habría resistido mucho a experimentar Canino e incluso cabe considerar que la ausencia de difusión en su momento fue muy beneficiosa para la carrera del autor de Pobres criaturas (Poor Things, 2023).
[1] Exceptuando O kalyteros mou filos (Yorgos Lanthimos, Lakis Lazopoulos, 2001) realizada a cuatro manos
[2] Una posible interpretación de la película, aunque sea un tanto exagerada, es que toda ella se refiera a la pulsión manipuladora del policía, tanto por los automóviles (aftokineta en griego) como por las personas.