Confidencial (Black Bag)

Confidencial (Black Bag), de Steven Soderbergh

Hace apenas un mes, las salas españolas recibían el estreno de Presence, de Steven Soderbergh. La película, que había inaugurado la pasada edición del festival de Sitges, era una propuesta de autor que mezclaba el cine paranormal con el drama familiar a través de un ejercicio muy estricto de puesta en escena: el espectador lo ve todo desde el punto de vista de un fantasma. De cualquier otro director nos hubiese sorprendido un cambio de tono y forma tan drástico entre películas como el que hay entre Presence y Confidencial; pero si algo ha demostrado Soderbergh a lo largo de las últimas décadas es que la única constante en sus películas es la pasión por el cine.

Confidencial es, sobre el papel, una película de espías más. Desde la premisa hasta la forma resultan familiares desde el principio y parece un divertimento algo impersonal que, en pocas semanas, dará el salto a las plataformas de streaming donde se verá abocada inevitablemente al olvido. Un reparto respetable, una misión bien clara desde la escena inicial y una puesta en escena sólida pero poco novedosa. Los escépticos verán, en los primeros minutos de Confidencial ecos del último Guy Ritchie, que siempre consigue entretener, pero difícilmente estimular. Sin embargo, Soderbergh juega a confiar en la inteligencia del espectador, y es aquí donde la película resulta interesante.

En la agencia de inteligencia británica hay un topo. Alguien está filtrando información y el agente George Woodhouse (Michael Fassbender) debe averiguar quién es de entre los sospechosos que figuran en una lista. El problema está en que, entre los nombres de la lista figura el de la agente Kathryn Woodhouse (Cate Blanchett), su mujer. El acierto de Soderbergh (y de David Koepp, el guionista) es entender que, en el mundo actual, la información es más poderosa que un arma. Es un thriller de espías sin disparos, donde las palabras y las mentiras suponen una amenaza más terrorífica que una bala en la sien.

El film juega todo el rato a equívocos. Del mismo modo que los personajes, el espectador tiene la sensación constante de que está siendo engañado. El guion balancea todo el rato lo que se sabe, lo que se sospecha y lo que se ignora; y lo hace sin trampas, sin un gran giro final que resuelve mágicamente la trama. La película es consecuente hasta el final con el hecho de que trabaja con un elenco de personajes con una inteligencia superior. Nadie comete un error garrafal que condena su plan, sino que los personajes son conscientes que están siendo manipulados y actúan con coherencia y mesura todo el tiempo.

El reparto resulta, hasta cierto punto, predecible. Todos los personajes están interpretados por actores que no se ven obligados a salir de su zona de confort. De hecho, quizá habría que analizar aquella en la que se ha establecido Michael Fassbender. Lejos queda el iracundo esclavista de 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2013), pues su contención interpretativa ha escalado hasta un punto en el que es difícil leerle una emoción en el rostro en sus últimos trabajos. En Confidencial está más relajado que en su trabajo anterior en El asesino (David Fincher, 2023), donde alcanzaba niveles de sobriedad extremos, reminiscentes del cine polar francés. En Confidencial resulta inquietante por momentos, incluso en las escenas más afectivas con Cate Blanchett parece estar jugando una partida de ajedrez mental. Pocos actores del panorama actual son capaces de entregar interpretaciones tan cerebrales.

Volviendo al guion de la cinta, resulta interesante como Koepp elimina el glamour del clásico cine de espías (sin restarle un ápice de estilo, que estamos hablando de Fassbender y Blanchett). Para empezar, toda la acción se desarrolla en el Reino Unido. No hay viajes a países exóticos ni persecuciones en lanchas motoras. El espionaje es un trabajo y hay que fichar al entrar y al salir, aunque de vez en cuando haya que llevarse el trabajo a casa. Constantemente, el film equipara el hecho de traicionar a tu patria con traicionar a tu pareja, elaborando un alegato sobre la fidelidad a la que los personajes rinden culto.

Confidencial es otro experimento de Soderbergh en el que se agarra a los conocimientos de la audiencia de cierto tipo de cine para buscar revertir ciertos clichés, permaneciendo fresco aún dentro de unos parámetros que resultan conocidos. Su interés por los personajes extremadamente inteligentes y los planes elaborados con la previsión de un jaque mate hacen pensar que, cambiando el género, el cineasta ha construido una especie de Ocean’s Eleven de bolsillo; desprovisto de la grandilocuencia de Las Vegas y reducida a la esencia. Estamos hablando de un Soderbergh maduro y depurado, cercano al de sus últimas películas —como la reivindicable Kimi (2022)— que conoce sus virtudes y no se excede más de lo necesario.