por Pablo Vázquez | 2 de septiembre, 2010 | Cine Invisible
Uno no olvida fácilmente algo así. Me refiero a la noche en que Nico me llamó a las cuatro de la madrugada (podían ser las dos, pero también, perfectamente, las cinco y media) para contarme que había descubierto a Rainbeaux Smith. A la media hora ya estaba en mi piso...