Cuatrocientos mil millones de golpes
El 2012 se nos va (¿el 2012 era, no?) sin que se acabe de acabar el mundo tal como lo conocemos y siga como el que nos desconoce. El inhumano, el insolidario, el mercenario. Nos siguen lanzando desde todos los flancos películas y pedradas, discos y escupitajos, encuentros y celdas de aislamiento. Nos sigue comiendo la moral con su ventisca de mentiras, invenciones, conspicuas maldades, puñaladas traperas. El cine, aunque nos empeñemos, no es la salvación por mucho que muchos que escriben sobre él (y ahora más con twitter y sus 140 imposturas por segundo) busquen los asideros que les permitan seguir haciendo literatura que brilla pero que no es brillante. No lo es (el cine, como no lo es la literatura o la música) pero en sus pliegues podemos leer oraciones que quizá invoquen a los mayas o nos haga apostar por un caballo que suda del dinero. Por eso quiero que este texto consiga lo imposible, que sea una declaración de guerra contra lo establecido.
1
Me encanta la película de Valérie Donzelli porque ante todo (y contra todos) nos dice que la vida no es una mierda. Que quizá el mierda eres tú. Que ya vale de superioridad disfrazada de cinismo, que ya está bien de saber que todo está mal y que nada va a cambiar porque yo sé que nada va a cambiar. El que no vas a cambiar eres tú, so gilipollas, cacho puta. Bastardos de vuestro tiempo.
2
Hay que acabar con los que creen que el drama es un orificio sin salida que huele mal y con pinchos, cristales y portadas de La Razón en las paredes. El drama es la comedia y no sé qué o al revés que dijo Woody Allen. El drama es el corazón del conflicto y como todo órgano latente se contrae y se estira, cambia con el tiempo y confiere el ritmo para cada instante. El drama es la sintonía de nuestros tiempos, es como trama pero con d en lugar de t, quizá porque las dos letras sean consonantes dentales o porque ambas provengan del griego y vengan a decir prácticamente lo mismo en dos estados parecidos: hacer, dejar hecho, preparar lo que vamos a hacer. Porque Borges o Hitchcock nos enseñaron que la luz de lo que palpita siempre se esconde de otro tipo de luz.
3
Cortemos los huevos de los que se esconden y luego desde allí quieren enseñarnos. La película de Donzelli es un exorcismo y por lo tanto un acto de valentía y enfrentamiento directo contra los miedos. Nada de abogados ni prorrogas, nada de representantes o testaferros. Personas interpretando a actores. Actores reviviendo a personas.
4
Sufrir es un estado de Europa. Los bancos haciendo de bancos, los deshauciados tirándose por las ventanas de las que ya no son sus casas, el gobierno negociando con el oro de sus dientes y los nuestros, Campofrío estirando la mentira de lo maravilloso que somos apelando a mediocres acomodados. El mundo se viene abajo y suena The Bell Tolls Five de Peter Van de Poehl con su tambor militar y su épica de harapos y reproches. El mundo se nos pone cuesta arriba y tiramos de Yuksek para bailar desvertebrados (y descorazonados) en esos pasillos con apariencia de hospital de lo que nos quieren hacer pasar por vida moderna.
5
Los gigantes y los molinos son dos invenciones del enémigo. Como el PP y el PSOE. Como lo del cine clásico y el cine moderno. Donzelli apela no solo a uno de los lenguajes universales sino a sus múltiples dialectos. Su película como ya lo era La reina de las manzanas (La reine des pommes, 2009) es un verso libre cargado de disciplina, una habitación aparentemente desordenada donde cada elemento te da una pista crucial sobre el significado intrínseco del lugar que ocupan. Menos Almodóvar, más Resnais es la dieta utilizada para engordar el equilibrio imposible de su sencillez expositiva y de su complejidad mecánica
6
Escribo esto escondido de mis sobrinos Rubén e Iván. Son pequeños y guapos y este hombre grande y feo es la novedad en estos días tan señalados. Rubén tiene 6 años e Iván acaba de cumplir 2 hace unos días. Me encantaría que vieran Declaración de guerra y que supieran ya cosas de la enfermedad y el dolor. Así sin anestesias, bien contadas y bien digeridas. Que está muy bien lo de los padres de Bruce Wayne y que Bob Esponja viva, pero no muera, en una piña en el fondo del mar, pero yo no quiero que sean superhéroes ni eternamente niños ávidos de llamar la atención. Quiero que una película magnífica les enseñe que el dolor solo es el trampolín de la resistencia y que incluso los niños enferman y se mueren (o no), y que quizá bromear y bailar sobre ese tema tenga más efectividad que mentirles con cielos donde el bisabuelo juega con el perro que desapareció cuando eramos crédulos. Y lo digo yo y te lo digo a ti que nuestra infancia transcurrió entre Chanquete muriéndose todos los años y la madre de Marco abandonando a su hijo con un mono de los que no son graciosos.
7
Julieta no abandona a su hijo aunque en una elipsis abandona a Romeo. El amor en esta película tampoco es lo de siempre y los Montescos y Capuletos son muy diferentes pero no se odian, es más, se caen hasta bien. La mala literatura nos ha hecho infelices, los malos poetas hombres y mujeres insatisfechos, la mala televisión, tuiteros de fama. Todo es falso como follar en Los Sims o triunfar en el Comunio. El amor de dos jóvenes con un hijo enfermo que los ama, es alto y limpio como la estratosfera y no hay austriaco vacilón que se pueda tirar desde él.
8
Declaración de guerra contra los giros imprevistos, contra los trucos de mago subvencionado, contra el tempo y los guiones de escuela televisiva. Declaración de guerra contra los malos hechiceros y los moralistas del invierno que está por venir. El plano de un niño que corre por la playa acompañado por sus padres reales son cuatrocientos mil millones de golpes contra lo establecido.
9
Esto sigue siendo una declaración de guerra y ahora es contra el cine masticado y complaciente. Contra el que es bueno y tendrá votos en nuestras listas y el que es malo y tendrá butacas llenas de culos mórbidos y alguna palomita descarríada. Una declaración de guerra en la que voy con Francia y su forma de no tomarnos por idiotas (este año Resnais, Carax, Hansen-Løve, Bonello…), con Béla Tarr y su búsqueda de la belleza del horror o al revés, voy con Adam Sandler y con Bobcat Goldthwait y sus malas maneras de jodernos la fiesta, voy más con los que tienen más una historia que contar que un univeso que expandir. Voy con los que con poco hacen mucho. Con los que a través del cine nos dan alimento para cagarnos en el poder y su puta madre.
10
Esta película va dedicada a la Sanidad Pública. Este artículo también.
Bravo.