Metacine
No es nada nuevo pero siempre llama la atención la mirada del cine hacia sí mismo. Además de la ya referida The Souvenir II, hubo varias cintas que se orientaron en este sentido. Ripples of Life (Yong an Zhen Gu Shi Jies, 2021) es el intento de un equipo de cine de llevar a cabo una película en un pueblo “dónde nunca pasa nada”. La preparación del rodaje, que tendrá lugar en un restaurante de la parte más pobre de una ciudad china de provincias, se cruza con las idas y venidas de algunos personajes del comercio, especialmente con la hija de los propietarios, una joven que trata de combinar la ayuda en la cocina con el cuidado de su bebé, en ausencia de un padre taxista que trabaja día y noche. Wei Shujun desarrolla de modo brillante la historia contrastando el interés del guionista por captar en el argumento un ambiente que desborda a su alrededor, sin que el director de la producción sea plenamente consciente. A medida que transcurre la cinta, se hace más y más obvio que la joven del restaurante es la persona ideal para interpretar al personaje protagonista, no siendo una actriz sino una nativa de la zona cuya vida encaja con el personaje del guion. En una brillante pirueta, tras utilizarla como doble de cuerpo para escoger vestuario, y cuando veíamos a la campesina transformarse en actriz, el director recibe a la star que encarnará el personaje principal. La historia que estamos viendo deja de lado a la joven, haciendo patente la desconexión entre cine y realidad, y Ripples of Life cambia de registro, siguiendo a la actriz que vuelve a rodar a su ciudad natal tras años de ausencia. La onda desencadenada por el rodaje en esta ciudad dónde nunca pasa nada da pie a diversos encuentros entre la actriz y viejos amigos, haciéndose patente que las relaciones se han difuminado, en el mejor de lso casos, o que se basan en intereses espurios. Este bloque de la película culmina en una lamentable cena dónde una torpe petición de ayuda acaba de hundir el recuerdo de una amistad. No hay retorno posible al pasado y la situación económica real demuestra que la recuperación de la relación es una ficción aun mayor que la película que viene a rodar. Finalmente, Ripples of Life contempla el enfrentamiento entre director y guionista, una pugna de egos que rivalizan en sus posiciones entre artísticas y comerciales, que se desarrolla en diversos escenarios (algunos directamente alegóricos con un crítico de cine a bordo de una barca desde la que pretende poner los puntos sobre las íes) y que se resuelve con sarcasmo en una foto colectiva final. Ripples of Life va de más a menos (tal vez por una ambición excesiva), siendo el tercer episodio no menos interesante pero más denso por sus diálogos punteados de referencias a la cinematografía china. Aun así, es una de las cintas más insólitas e inteligentes que pudimos disfrutar.
Diarios de Otsoga (2021), finalmente, es una delicia. Un equipo de rodaje atrapado en pleno agosto y en pleno covid en una granja portuguesa. Editado en sentido cronológicamente inverso, reflexiona, con placidez y cierta ironía, sobre deseos y posibilidades. Fazendeiro y Gomes nos permiten ver tres personajes que, como tres náufragos solitarios, juegan o merodean por jardines o huertos, sin que conozcamos los motivos de sus actos. Poco a poco descubriremos los porque, conocedores de la inutilidad de la planificación. ¿Es una obra menor, carente de objetivo, basada en la improvisación? No, más bien es una suave reflexión sobre nuestra ambición y la fragilidad de nuestros proyectos, bañada en la felicidad de la indolencia.