This is not just a Barbie Movie
Después de la gran campaña de marketing de Warner Bros para ganarle la Guerra al que hasta ahora había sido su gran amigo, Christopher Nolan (El Caballero Oscuro, Interstellar, Origen…) esta última semana las salas de cine se han llenado de rosa pastel marcando unos números históricos. Pero, la verdad es que lo único que une a Oppenheimer (Christopher Nolan, 2023) y Barbie es la fecha de estreno, por eso, la conjunción es la clave de este fenómeno al que algunos han querido llamar Barbenheimer. Por un lado, teníamos al maestro del blockbuster, por otro, a Greta Gerwig, una de las mujeres que marcó el cine indie americano de los años 2000 y que ahora se ha convertido en una de las voces más populares del feminismo en todo Hollywood. Después de Lady Bird (2017) y Mujercitas (2019), la directora ha aprovechado la famosa muñeca Barbie para hacer una película feminista apta para todos los públicos, que, sin ninguna duda, también lo tenía todo para ser un éxito en taquilla.
Barbie nació ideada por Ruth Handle y su marido (creador de Mattel) fue quien la hizo posible en el año 1959. Al iniciarse la segunda ola del feminismo, las mujeres ya no solo aspiraban a ser madres, también podían jugar e imaginar ser lo que ellas querían y, alguna vez, serlo de verdad: doctoras, científicas, políticas y hasta podían ganar un premio nobel. Y esta era la intención de Handle, pero Barbie vive en Barbieland y allí solo existen Barbies guapas, delgadas y físicamente perfectas. ¿Quién va a querer jugar con una muñeca con celulitis? ¿Cómo va a poder ser doctora si no va con un vestido corto? La intención era muy buena, pero Barbie ha acabado siendo un símbolo de la cosificación de la mujer y Mattel otra empresa dentro del sistema capitalista a quien le interesaba bien poco la igualdad de género.
Con este contexto y con la libertad creativa que le ofrecía la propuesta de hacer realidad el fantástico mundo de Barbie, hasta ahora siempre animado, Gerwig compone una comedia inteligente en la que pone al alcance de todo el mundo los conceptos básicos del feminismo. Y es que, a diferencia de la historia del origen de la humanidad, en la que Eva nació de la costilla de Adán para complementarlo, esta vez era Ken (Ryan Gosling) quien nacía destinado a ser un accesorio para Barbie. Barbieland quizá sea el único lugar donde los hombres son tratados como tal, por eso, cuando Ken descubre lo bien que le sienta el patriarcado, no quiere volver atrás. Pero, al mismo tiempo, ahora que la Barbie estereotípica (Margot Robbie) ha descubierto el mundo real y ha desarrollado la capacidad de pensar por ella misma, ya no quiere volver a ser la Barbie estereotípica nunca más. Con este ingenioso argumento, Noah Baumbach (coguionista) y Greta Gerwig abordan cuestiones existencialistas y mundanas a través de una paradoja entre lo fantástico y lo real, en la que sacan el máximo provecho a la cultura de masas para dar una segunda oportunidad a Mattel de, esta vez sí, que su muñeca sirva para empoderar a las mujeres.
Por todo esto y por la mezcla de referencias entre el cine clásico y el pop, desde 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick 1968), el guiño a Marilyn Monroe cuando Margot Robbie se sujeta el vestido al saltar de su habitación, hasta la representación de las propias Bratz (Sasha), Barbie resulta ser mucho más que un éxito en taquilla, pues aparte de ser el más grande de los éxitos comerciales con un target básicamente femenino y dirigido por una mujer, también es una película única, atrevida y, a pesar de inofensiva, revolucionaria, la cual cosa, a día de hoy, parece imposible de conjuntar.