Como en años anteriores, el BCN Film Fest nos dio la oportunidad de escuchar a un autor reconocido, en este caso, Richard Linklater, que presentó su última obra, Hit Man (2023). Esta es una comedia criminal, interpretada y coescrita con el actor Glen Powell, con quien colaborara en ocasiones anteriores.
Linklater confesó identificar en la prensa o los media temas o personajes que le resultaban atractivos para llevarlos a la pantalla. Así sucedió en el caso de Gary Johnson, profesor de filosofía a quien el azar llevó a colaborar con la policía para detener potenciales asesinos, y cuya historia es el centro de Hit Man.
Refirió su interés en desarrollar ensayos con los actores para ir incorporando diversos puntos de vista a la narración e insistió en que cualquier película puede contener capas diversas, valorando tanto la trama central como la identidad de los personajes que la habitan. Hit Man, en este caso, sería una comedia policíaca pero que permite considerar, por una parte, cómo determinados aspectos de la personalidad se alternan con otros y, por otra, valorar el concepto de justicia en relación con el crimen y el castigo.
Admitió también ser un autor de diálogos, primando estos sobre el aspecto visual de sus películas. Explicó a la audiencia que desde pequeño recogió diálogos oídos aquí y allá y que llegó a utilizarlos en alguna obra. Se le ha denominado un cirujano de los diálogos por su precisión y los trabaja con los actores en los ensayos para conseguir mayor realismo. Remarcó en este sentido la elaboración de una secuencia de Hit Man en la que hay un doble diálogo paralelo, cuando dos personajes, a sabiendas de estar siendo grabados, desarrollan un diálogo en voz alta y otro mediante mensajes de texto y gestos, una secuencia que funciona perfectamente en pantalla al mejor estilo de las screwball comedies y redondeándola al estilo, como Linklater apuntó, de ser una feel good movie.
La gran baza de Hit Man es, posiblemente, la serie de caracterizaciones que desarrolla Gary Johnson para crear a Ron, el ficticio asesino. En relación a ello, el autor de Boyhood comentó que le fascina como la cultura popular condiciona la imagen que tenemos de determinados personajes o contextos. Así, la imagen del capo mafioso se adaptó en el imaginario popular a partir de los 70 a la que diera Brando en El padrino, reproduciéndose en numerosas películas e incluso, en algunos casos, en la vida real de algunos mafiosos. Es por ello que desarrolla como el Gary Johnson de Hit Man (en la vida real no llegó a tal extremo) adopta caracterizaciones diversas que remiten a distintos tópicos del asesino según fuentes cinematográficas.
Sin que en momento alguno de la rueda de prensa se mencionara la trilogía “Antes de…”, se le preguntó por su punto de vista sobre las secuelas/remakes que surgen en la cartelera. Dejando de lado la valoración sobre los intereses puramente económicos de algunas propuestas, Linklater comentó que grandes autores como el propio Bergman habían desarrollado continuación de la historia de algunos personajes (como sería el caso de Escenas de un matrimonio y Sarabanda) y que siempre se tiene curiosidad por saber cuál será la evolución de los personajes, aunque sólo en algunas ocasiones es interesante o adecuado tratar de plasmar la evolución de los personajes en segundas partes. Podría, por ello, especular sobre el futuro de la pareja protagonista de Hit Man pero no ve necesario plasmar su continuidad en imágenes.
A la pregunta acerca de si volvería la mirada de nuevo hacia la juventud que contemplaba en Movida del 76 (Dazed and Confused, 1993) y Todos queremos algo (Everybody Wants Some!!, 2016) respondió que siente ocasionalmente la necesidad, el interés, por reflejar partes de su vida, como también hizo en Apolo 10 1/2: Una infancia espacial (Apollo 10 1/2: A Space Age Adventure, 2022). No obstante, necesita el momento en que algo desencadene ese interés y el tiempo para desarrollar el proyecto.
Poco se habló del resto de su filmografía y, al hablar de sus proyectos, fue bastante discreto. Al ser preguntado por Nouvelle Vague, su obra en post producción acerca del rodaje de A bout de souffle, comentó cuan difícil es guardar secreto y que a raíz de su estreno ya sería posible comentarla. En cuanto al proyecto de Merrilly we Roll Along, basado en la homónima obra musical de Stephen Sondheim, tiene la intención de desarrollarlo en tiempo real, a lo largo de 17 años, adaptando en pantalla la situación de los personajes y los actores.
Al comentario final sobre si se sentía orgulloso de recibir el premio honorífico del festival, respondió que estaba evidentemente agradecido pero que las películas son parte de su trabajo y que el orgullo ha de sentirse por la familia o por creaciones muy especiales como, en su caso, la creación y mantenimiento de la Austin Film Society.