Mamífera, de Liliana Torres

La representación sin tapujos de la no maternidad

MamíferaLa directora Liliana Torres presenta en Mamífera, su cuarto largometraje, un enfoque renovado y actual de la maternidad. A pesar de que podemos felicitarnos por visiones más modernas en el cine reciente, entre las que destacan películas como Cinco lobitos de Alauda Ruiz de Azúa que abordan la temática de forma sincera y directa, aún es difícil encontrar una mirada auténtica de la maternidad. Y si esto resulta complicado, aún es más extraño que una película hable abiertamente de aquellas mujeres que deciden no ser madres.

Es casi imposible no traer a la memoria a su actriz protagonista Maria Rodríguez Soto en otro papel muy similar, pero diametralmente opuesto al de esta película. En Los días que vendrán de Carlos Marqués-Marcet no solo interpretaba a una mujer embarazada, sino que era retratada durante su propio embarazo. En esta ocasión volvemos a hablar de cine en catalán, en una película que apuesta enteramente por una representación realista que habla directa y contundente del tabú que parece representar la no maternidad.

Mamífera

Lola tiene una vida feliz junto a su pareja Bruno, su perrita y sus clases en la universidad, pero la sorpresa de un embarazo no deseado aparece como un terremoto. Ella siempre ha tenido claro que no deseaba ser madre, pero ahora se siente cuestionada por las expectativas sociales. Como parte del protocolo para la interrupción voluntaria del embarazo se obligaba hasta 2022 a tres días de reflexión antes de la intervención. A lo largo de estos tres días la protagonista examina sus deseos y observa a su alrededor tratando de entender por qué todo el mundo parece querer tanto, algo que ella ni siquiera contempla en sus planes. Tres días que hacen tambalear los cimientos de su relación y que le podrían cambiar la vida.

La misma directora firma un guion de gran carga política, gracias a un naturalismo que representa de forma fidedigna una Barcelona precaria de pisos y sueldos pequeños, visitas médicas a la seguridad socia y madres a las que les es imposible conciliar sin la ayuda de la familia. Todo ello mientras se pone el foco en la transversalidad de la sexualidad femenina, desde el placer femenino, al control sobre el propio cuerpo y la planificación reproductiva. Un relato que quiere mostrar un amplio abanico de realidades que encajan a la perfección, ya que, al contrario de los que se puede pensar por la falta de representación en el cine, conviven en la cotidianidad de nuestro día a día.

El mejor ejemplo para exponer esta amalgama de realidades que coexisten es el grupo de amigas, en el que nos encontramos todas las caras de la maternidad. A lo largo de este periodo de reflexión obligatorio, Lola observa a las mujeres de su vida y su visión sobre este tema, desde la amiga con problemas reproductivos hasta la madre soltera. En este camino hay también una vuelta a la infancia, concretamente a casa de su madre, para entender también el conflicto generacional. A pesar de las diferencias, descubre que las ambiciones personales fuera del ámbito familiar no son ajenas a nuestras madres, mujeres que en muchos casos no se plantearon cuáles eran sus deseos. Por último, no se queda fuera de esta reflexión el concepto de paternidad y el paradigma de las nuevas masculinidades, de la mano de Enric Auquer en perfecto tándem con la actriz protagonista.

Mamífera

Todos los miedos y dudas que Lola transita en el plano consciente, también se plasman, de forma muy inteligente por parte de la directora, dentro del subconsciente. Aprovechando la afición de Lora por el collage, hace uso de esta técnica para retratar de forma abstracta sus pensamientos. Al añadir el poder visual de este arte plástico como parte del relato, suma una capa de profundidad a la narrativa, definiendo al personaje y el tono de la película.

Maria Rodríguez Soto interpreta con convicción a un personaje que se plantea una duda impuesta. Las expectativas sociales la hacen cuestionarse el convencimiento de sus ideas, antes muy claras. Una mujer que abraza una vida en la que parece sentirse cómoda y se pregunta porque todo el mundo parece querer cambiarla. Ella no duda, pero si se plantea su decisión a través de los personajes secundarios que aportan nuevas capas con las que crear el discurso. Este es seguramente el punto más destacable de la película, no confrontar las distintas realidades de sus personajes, sino darles valor al representarlas con franqueza.

Cinco lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa