The Walker (2007), de Paul Schrader

The WalkerEsta pequeña, contenida y discordante historia se antoja, de manera involuntaria, un caldo de cultivo prometedor para una serie, quizá una mini a la inglesa de 4 o 6 episodios o incluso un proyecto más a largo plazo. La clave recae, obviamente, en este acompañante al que refiere el título, Carter Page III (y por extensión Woody Harrelson, excelente como suele ser habitual), y el entorno político, poderoso y preclaro en el que se mueve, tal como está escrito y planteado por Schrader, por un lado deviene en una perfecta introducción de ese extraño mundo en el que importa más guardar las apariencias, en el que las señoras que acompaña Car son las “mujeres de” que ocupan su tiempo jugando a la canasta, comprando, acudiendo al teatro y contándose chismes o participando en ellos. Por otro apenas es una mera enunciación de un estado de cosas, con una trama criminal menos interesante de lo que debería (más allá de que sea una mera excusa para armar los diferentes conflictos), y donde se echa de menos conocer más la fauna completa, porque apenas Lynn (perfecta elección de Kristin Scott Thomas) puede competir con Car en todos los sentidos. De hecho su tiempo en pantalla juntos es lo mejor de The Walker seguramente porque se anuncia desde el principio que su vínculo va a empezar a romperse en cierto sentido: “¿me prometes que siempre serás mi amigo?” le interroga Lynn a Car en el coche de este al finalizar una de las primeras secuencias del film; cuando la investigación que está soportando Car para cubrir a Lynn pasa a otro nivel, vuelven a encontrarse y la mujer fuerza el apoyo incondicional de su amigo (“estás preocupado por mí?” le llega a decir) pero no es capaz de mostrar ninguna empatía retirando su mano cuando él le muestra un gesto de cariño (el plano es genial); en el epílogo Car vuelve a visitar a las mujeres donde jugaba con ellas a las cartas para devolver a Lynn la fotografía que podía propiciar el escándalo que la destruiría a ella y a su marido: ella guarda vehementemente la foto y se nota su liberación… ante ellos inquiere, una última vez, a Car el porqué la ha ayudado hasta el final, no lo acaba de entender del todo puesto que para ella no es realmente su amigo y nunca lo ha sido. Es una lástima que este esbozo de personajes fascinantes y tramas infinitas se quede solo en este film atractivo pero incompleto… y por el contrario estemos saturados de series y temporadas interminables sin nada nuevo que contar. Es una pataleta, de acuerdo. También porque Schrader aquí no consigue el equilibrio entre escritura y dirección que sí se da en la mayor parte de su trayectoria, contando además que el material de partida tiene soluciones en ambos terrenos de cine de altura.

Adam resucitado (Adam Resurrected, 2008), de Paul Schrader

El exorcista: El comienzo – La versión prohibida (Dominion: Prequel to the Exorcist, 2005), de Paul Schrader