Dalva, de Emmanuelle Nicot

DalvaEn Canino (2009), Yorgos Lanthimos mostraba cómo era el desarrollo psicológico de tres hermanos, dos chicas y un chico, que habían sido criados en aislamiento y cuya educación era impartida exclusivamente por sus padres dentro de la casa familiar. Con la intención de protegerles de los peligros del exterior, éstos habían construido para ellos una realidad inventada en la que los aviones que sobrevolaban el cielo eran juguetes que podían caer a su jardín y los zombies unas pequeñas flores amarillas. Ideas disparatadas tenían sentido para los jóvenes dentro de su microcosmos familiar donde no existían otros referentes. De forma similar, la historia de Dalva, a la que da vida la actriz Zelda Samson, es la de una adolescente que ha crecido asumiendo como verdaderos los conceptos sobre el amor y las relaciones que su padre le ha transmitido y que son los únicos que conoce. Tras realizarse una intervención policial en su casa, la primera imagen que vemos de ella impacta por el desajuste entre su apariencia externa y lo que sería esperable para alguien de su edad. Vestida como una dama, con ropa de encaje y labios pintados, su aspecto hará saltar todas las alarmas con respecto al tipo de relación que mantienen ella y su padre.

En su ópera prima la directora francesa Emmanuelle Nicot opta por la sutileza y una aproximación respetuosa a la hora de encarar un tema tan delicado como es el del abuso a una menor. Dalva se considera a sí misma como una mujer dueña de sus actos que parece no comprender la gravedad de la situación por la que está pasando. Conceptos como el control y la negación son importantes para entender la determinación con la que la protagonista defiende un discurso aprendido en el que se confunden amor, afecto y sexualidad. Su manera de pensar ha sido forjada mediante una manipulación de la que no es consciente y será en la relación con los miembros de su nuevo entorno donde empezará a descubrir quién es ella en realidad. En este sentido la directora evita subrayar el discurso aleccionador para favorecer que sean ciertas situaciones cotidianas, comentarios o ideas, las que hagan confrontar a la joven con sus propios argumentos, permitiendo así crear un espacio para la reflexión y el autoconocimiento. Una escena que ilustra bien este punto es aquella en la que Dalva acude a una tienda de ropa junto a un trabajador social y ante la pregunta de cuál es su color favorito es incapaz de dar una respuesta. La libertad para tomar sus propias decisiones es algo nuevo para ella. 

Dalva

En una entrevista Nicot manifestaba que se inspiró para su película en algunas situaciones que vivió mientras estuvo trabajando en un centro de acogida. Allí pudo comprobar como algunos menores que habían sido víctimas de abusos en el ámbito doméstico seguían queriendo volver a sus casas e incluso defendían a sus maltratadores. La huella familiar es incuestionable pero el film apunta hacia la idea de que también existen oportunidades para rehacer la vida después del trauma siempre que se pueda contar con el soporte de las personas adecuadas. En esta especie de coming-of-age a la inversa, Dalva tendrá que deshacer el camino andado para poder vivir la adolescencia que le corresponde y a partir de ahí poder escribir su propia historia. 

La película, coproducción entre Francia y Bélgica, se presentó en la Semana de la Crítica de Cannes de 2022 y ha formado parte de la edición 2023 del Atlàntida Film Fest pudiéndose ver también en Filmin.

Memoryland, de Kim Quy Bui