Buenos tiempos (Good Times,1967)

Lo que necesitas es amor

Buenos tiemposAunque la máquina del profesor Frink se equivocase al identificar el amor como el ingrediente secreto del flameado de Moe (la verdadera incógnita para su preparación era un simple jarabe para la tos) en el mítico episodio de la tercera temporada de Los Simpson, todos sabemos que cualquier receta culinaria mejora sensiblemente si se cocina con cariño, y del mismo modo está claro que Buenos tiempos, el debut como director de William Friedkin gana enteros a la vista del espectador si se observa como un fruto del amor entre la pareja protagonista (independientemente de lo que ocurriese después entre ellos, no seamos aguafiestas). Y si no, fíjense en las miradas que se dedican, por ejemplo, en el plano secuencia al inicio de Trust Me (tras el cual se desataba el delirio con la cámara girando en un tiovivo y un desfile de máscaras y disfraces), es química pura.

Quizá contagiado por el éxito de A Hard Day’s Night (Richard Lester, 1964), Sonny Bono quería hacer una película junto a Cher, su pareja musical y sentimental. Coincidió con Friedkin, pues compartían representante, se cayeron bien, y esa casualidad derivó en el primer largometraje de ficción del director natural de Chicago, que antes ya había dirigido un puñado de documentales y el episodio Off Season (1965) de la serie Alfred Hitchcock presenta.

El metacinematográfico argumento no es especialmente original pero sirvió a Friedkin para demostrar cierta versatilidad tras la cámara, una cualidad que destacó a lo largo de toda su carrera, encargándose de proyectos de géneros y temáticas muy diferentes entre sí. El director, además, llegó a decir que aunque posteriormente dirigió películas mejores nunca disfrutó tanto durante un rodaje como en aquella ocasión.

Buenos tiempos
Así, la trama presenta a la feliz y enamorada pareja tratando de hacer una película que Bono quería escribir, debatiéndose entre diversos géneros e historias que el espectador (y Cher) contempla(n) como una sucesión de ¿y si? (quizá esa aproximación no fue muy distante de la realidad pues Friedkin y Bono terminaron escribiendo el guion tras el despido del guionista Nicholas Hyams, basándose en la premisa inicial de este: Sonny y Cher pensando en hacer una película)… El realizador pone sucesivamente en imágenes un western crepuscular (ah, pero… ¿no lo son todos?), una cinta de cine negro, una de aventuras tarzanescas (con unos monos parlantes incluidos), salpimentadas (o saboteadas) con unas dosis de humor en ocasiones cercano al slapstick y un protagonista que sin duda hacía mejor cuando se dedicaba a componer o cantar. Pero, ¡ay!, ¡el amor!, ese ingrediente secreto, también andaba por ahí en los planos más insospechados, como en el inicio de Just a Name (un videoclip en toda regla, y de lo mejor de la película junto con el del Trust Me mencionado previamente), tras una discusión de pareja, y ese inserto con el anillo de Cher donde figura el nombre de su amado.

Y no tan explícitamente, Friedkin demostraba que también podría dirigir un buen slasher (doce años después rodaría Cruising, que lo era en dosis puntuales) si se lo propusiese (basta con echar un vistazo a los créditos iniciales, donde la cámara sigue a Cher probándose modelitos como si fuese el POV de un psicópata asesino), o dejaba notar sus influencias (la secuencia del diálogo con el niño que le da la idea para la historia de vaqueros podría confundirse con un fragmento godardiano de aquella época en que el cine del francés aún no era tan plúmbeo como en su última etapa, sino más bien lo contrario).

Buenos tiempos
Videoclips aquí y allá, Sonny Bono haciendo el memo, un malvado productor (George Sanders) que ejerce también de villano en las diversas intrahistorias ideadas por el cantante: no es de extrañar que Friedkin dijese que había disfrutado tanto con el rodaje. Después ya vendrían la taquilla, el divorcio, The French Connection… Digamos que la suerte no trató a todos por igual después de aquello, pero seguramente coincidieron en recordarlo como buenos tiempos.

The Birthday Party (1968)