Con su habitual tono de parodia de los éxitos del año, este especial de la 23ª temporada comienza con una referencia directa a 127 horas (127 Hours, Danny Boyle, 2010), al quedar el brazo de Homer —quien en su hogar ha aparecido como el doctor Manhattan de Watchmen (Id., Zack Snyder, 2009), mientras Maggie ha surgido del pecho de su hermano como el monstruo de Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979)— atrapado bajo una roca. Sin embargo, y dada su glotonería, no recurrirá a una navaja para amputarse el miembro, sino que lo intentará a mordiscos —ayudándose de una dentadura de broma de Drácula—. Y, dada su supina estupidez, antes que el brazo atorado se cortará tanto el contrario como una de sus piernas.
En el primer segmento, The Diving Bell and the Butterball —que recoge del film francés La escafandra y la mariposa (The Diving Bell and The Butterfly, Julian Schnabel, 2007) tanto su título como parte de su argumento—, Homer queda paralizado al picarle una araña, descubriendo Lisa que su padre se puede comunicar a base de… ¡pedos! Pero una segunda araña, radioactiva esta vez, también le picará, convirtiéndole en un Spiderman tetrapléjico —con los colores de su disfraz invertidos, suponemos que por eso de los derechos de autor—, expulsando sus telarañas tanto por las muñecas como por… bueno, es fácil suponer por dónde.
La segunda de las historias, Dial D for Diddly —que parece parodiar en su título al clásico de Alfred Hitchcock Crimen perfecto (Dial M for Murder, 1954), segunda referencia a un film del director británico, tras la huida de Homer con los caramelos en la secuencia de inicio, donde se reproducía el transporte del dinero robado por parte de Marion Crane en Psicosis (Psycho, 1960)—, Ned Flanders aparece como el taxista psicópata interpretado por Robert de Niro en Taxi Driver (Id., Martin Scorsese, 1976), comentando mientras conduce la degeneración social de su querida Springfield. Tras unos breves fragmentos, en los que se parodia la serie Dexter (Id., James Manos Jr., 2006-…), pronto comenzará a escuchar a Dios a través de su Biblia, quien le ordena matar a todos aquellos que no respeten su ley. Pero en realidad será Homer, quien pretende así reírse del beato de su vecino. En este capítulo, también encontramos otras referencias al cine y la televisión, como el arsenal de armas que tiene Flanders bajo un cuadro de La última cena de Leonardo da Vinci, sacado directamente de Kick-Ass – Listo para machacar (Kick-Ass, Matthew Vaughn, 2010), o el asesinato de Patty y Selma, clonado de las persecuciones entre el Coyote y el Correcaminos, los personajes creados en los años 40 por Chuck Jones para los Looney Tunes. Al final, descubrimos que el jefe de Dios es el mismísimo Diablo, y que la amante de éste no es nada más ni nada menos que Mod Flanders, lo que hace expresar a Ned una expresión de incredulidad ante el demencial argumento de los guionistas, quien parecen haberse divertido en exceso con el buenecillo de Neddy.
La última de las historias, In the Na’Vi, es una divertida contrapropuesta del blockbuster del año, Avatar (Id., James Cameron, 2009), pero ambientada en el planeta natal de los aliens Kang y Kodos, Rigel Siete, donde Krusty el Payaso pretende obtener hilarium, una sustancia que hará que su audiencia se ría más. Milhouse y Bart serán los encargados de llevar a cabo una misión que acabará en tragedia para los invasores humanos.
Al final, al bajar el telón, una de las apariciones más divertidas será la del abuelo, Abe Simpson, disfrazado como otra de las películas de aquel año, Cisne negro (Black Swan, Darren Aronofsky, 2010).