Rápida y furiosa
Toca rellenar los bidones de gasolina para adentrarse una vez más en el yermo, pues el director australiano George Miller trae de vuelta Mad Max, la mítica saga con la que Miller empezó su filmografía y cuyos desiertos postapocalípticos, escenario principal en el que personajes de lo más extravagantes y variopintos se enzarzan en batallas a bordo de toda clase de vehículos, ya forman parte del imaginario colectivo. Tras la trilogía protagonizada por Mel Gibson en el papel de Max Rockatansky, la cual comenzó en 1979 con Mad Max y acabó con su tercera entrega en 1985 con Mad Max: más allá de la cúpula del trueno, Miller revivió su particular universo treinta años después con Mad Max: Fury Road, renovando en 2015 la franquicia con Tom Hardy como nueva encarnación de Max y adaptando la marca a las formas del cine más contemporáneo. Además, Fury Road sirvió para presentar el contexto sobre el que se construye la pieza que nos ocupa. Sin embargo, esta vez no es Max Rockatansky quien se pone tras el volante, ya que el personaje protagónico es para Furiosa, papel que interpretaba Charlize Theron en la película de 2015.
A modo de precuela, Furiosa: de la saga Mad Max explica la leyenda tras el personaje que da nombre a la película y expone los precedentes a los acontecimientos de Mad Max: Fury Road. En esta ocasión es Anya Taylor-Joy la encargada de dar vida a Furiosa, además de Alyla Browne para la versión joven de la protagonista, ya que su historia se propaga a lo largo de varios años, desde que es una niña a la que secuestran de su hogar hasta convertirse en la venerada Imperator Furiosa. El filme, además de la extensión temporal, también se expande por el yermo y amplia el mundo introducido en 2015, planteando un argumento más complejo y ambicioso en la que participan diferentes lugares y civilizaciones. En Furiosa: de la saga Mad Max se recuperan algunos personajes, como el tirano Immortan Joe (Lachy Hulme), y se incluyen caras nuevas como Praetorian Jack (Tom Burke), una suerte de mentor para Furiosa. De las nuevas incorporaciones hay que destacar a Chris Hemsworth en el papel de Dr. Dementus. Hemsworth aporta su carisma al papel antagónico de la película, consiguiendo un personaje que es tan divertido como repelente que se acaba convirtiendo en un villano conflictivo en sus extrañas ambiciones, caprichos que surgen de deseos más allá de lo racional que le confieren un aura ridícula y temible.
Como sucedía con el Max de Tom Hardy, Furiosa es mujer de pocas palabras y, en consecuencia, los diálogos son escasos, permitiendo largas secuencias en las que los hechos se anteponen a la palabra y la acción constituye la vía narrativa principal. Cada conflicto, enfrentamiento o persecución plantea situaciones llenas de imaginación y su desarrollo es cambiante e imprevisible, manteniendo la tensión de principio a fin en un crescendo acentuado por el acompañamiento musical de Tom Holkenborg. Así, los personajes, hasta aquellos más secundarios que probablemente acaben siendo carne de cañón, piensan y se adaptan constantemente en busca de sobrevivir y alcanzar sus objetivos. La fluidez con la que toman decisiones y la naturalidad para llevarlas a cabo, recurriendo a vehículos y estrategias de combate que alternan entre lo disparatado y lo ingenioso, hacen que el universo de la película se sienta vivo y repleto de posibilidades. Un mundo entero al otro lado de la pantalla con sus propias normas. Miller construye brillantes escenas de acción, en ocasiones masivas en su concepción, que llegan a abrazar el caos sin por ello perder claridad o coherencia. El constante movimiento de cámara aporta dinamismo y agilidad a estas escenas, acompañando con precisión en sus gestos a personajes que conducen, saltan, disparan y, por qué no, hasta vuelan mediante ingeniosos sistemas que no hacen más que incrementar el imaginario que ofrece el extenso yermo.
Miller se mantiene relevante como cineasta de acción y consigue que su saga Mad Max siga vigente y en plena forma, extendiéndose más allá de su protagonista habitual. Furiosa: de la saga Mad Max es, por la imaginería de su propuesta y la brillantez de sus imágenes, una película de acción única en la que el director australiano apuesta por perfeccionar, elevar y expandir su marca. El motor sigue en marcha para Miller y funciona a más potencia que nunca.