Alemania se cuela en la 96a edición de los Oscar con Sala de profesores, candidata a mejor película internacional, sección en la que compite con la italiana Yo, capitán (Matteo Garrone), la japonesa Perfect Days (Wim Wenders), la británica La zona de interés (Jonathan Glazer), que aspira a cinco estatuillas, y la española La sociedad de la nieve (J.A. Bayona), también nominada a mejor maquillaje y peluquería. La última película de Ilker Çatak salió triunfante de los Premios del Cine Alemán, donde se alzó, entre otros, con el premio a mejor película, dirección y actriz protagonista. Tampoco pasó desapercibida durante la última edición de la SEMINCI, donde se llevó el galardón a mejor montaje. De la mano de A contracorriente llega a salas españolas este trepidante drama cuyo tándem de protagonistas, con Leonie Benesch (La cinta blanca, The Crown) como profesora y el joven debutante Leonard Stettnisch como alumno, representan el cambio en las dinámicas del sistema escolar, donde el equipo docente, los estudiantes y sus familias se verán inmersos en la investigación de un robo.
Carla empieza su primer año como profesora de secundaria con el pie izquierdo: su sentido de la justicia, salpicado por el idealismo primerizo, choca con la actitud reacia de un claustro atropellado por el cansancio de los años y unas familias que sobreprotegen a sus hijos. El profesorado está convencido de que el culpable de la desaparición de cierto dinero se encuentra entre el alumnado, pero Carla se posiciona en todo momento al lado de sus estudiantes, aunque esto suponga enemistarse con algunos de sus compañeros. Para descubrir quién está detrás del hurto, la joven dejará un señuelo en el bolsillo de su chaqueta y activará la cámara de su portátil, para acabar descubriendo que la persona que está metiendo la mano donde no debe está mucho más cerca de lo esperado. Las reacciones al vídeo incriminatorio no tardarán en aparecer, crispando el ambiente al máximo y llevando al límite a la joven, que entrará en un espiral de contradicciones internas que preferirá transitar en solitario, apoyándose en la firmeza de sus ideales.
El formato cuadrado y los reiterados movimientos de cámara persiguiendo a la protagonista a través de puertas, escaleras y aulas, subrayan el constante ahogo al que será sometida. El estridente sonido de violines discordantes, que aproximan la cinta al thriller, alimentan la tensión que envuelve la trama, generando una angustia que irá in crescendo minuto a minuto. Carla intentará buscar el equilibrio entre la rectitud y la comprensión, y aunque el contexto le dificultará seguir sus propios métodos de enseñanza, jugará sus cartas con determinación hasta la resolución final. El mundo adulto, representado por profesores y padres, se mezcla irremediablemente con el de los adolescentes, generando un peligroso triángulo donde cada uno mira por sus propios intereses. Acudimos al enfrentamiento entre la novicia y su clase, un exigente grupo de muchachos de doce años liderado por Oskar, que destaca por su inteligencia frente al resto. Los chicos decidirán amotinarse con el fin de acabar con la paciencia de su tutora y, consecuentemente, con su salud mental.
Sala de profesores funciona como un retrato manifiesto del presente en las aulas. La pérdida de la confianza en el trabajo docente, sumada a la falta de educación de las nuevas generaciones, describe la situación actual del sistema educativo. Lejos quedaron la incuestionabilidad de las sanciones o la necesidad de un vínculo entre adultos que vele por la óptima educación de unos jóvenes ingobernables. Hoy en día, el poder del alumnado arrasa con las escasas posibilidades de un profesorado subestimado y con poco margen de maniobra. Çatak sitúa dicha cuestión en el centro de su película, elaborando un relato espeluznantemente realista que sirve como ejemplo de la realidad que transitan muchos trabajadores de la enseñanza secundaria.